Hoy día, los pupilos de arquitectura empiezan sus estudios con un paradigma de arquitecto técnico diseñador que dista mucho de lo que pasa en los claustros universitarios, donde la capacitación es más extensa, donde se aprende a diseñar y materializar diferentes escalas y géneros de edificios. Este nuevo enfoque profesional, lejos del arquitecto técnico diseñador, responde a lo que el mercado actual requiere.
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Nuestro mercado demandaba que el arquitecto técnico hiciera todo sin contar con las herramientas para cumplir los objetivos, en contraste al modelo más extendido en América Latina que se dedicaba esencialmente al diseño; y todo lo demás que requiere el proceso del desarrollo de una obra en sí, lo complementaban equipos interdisciplinarios formados para dicho fin.
El desarrollo actual de la arquitectura como negocio inmobiliario, más conocido como real estate, semeja contraponerse con el preconcepto del arquitecto técnico diseñador que imponía su proyecto y donde se tenía un comitente obediente que lo admitía y pagaba. El mercado pide productos que en ocasiones se alejan de los que se quiere diseñar. El día de hoy el comitente manda y demanda. Se asevera la tendencia del trabajo interdisciplinario, el requerimiento del manejo de nuevas herramientas para el desarrollo, control y siguiente administración de los hechos de arquitectura.
Has leído este espacio de arquitectura gracias al aporte de Alvaro Castro Burgueño Pilar.
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